lunes, 5 de octubre de 2015

Lo que entendemos por “eco-espiritualidad”

ESPIRITUALIDADES


AUTORA MERCEDES LOPES

 

Lo que entendemos por “eco-espiritualidad”

 

Resumen

 

Este primer artículo presenta una descripción y definición sobre la “eco-espiritualidad” y sus consecuencias en la vida de quien la cultiva. Muestra la distorsión que existe tanto a nivel conceptual como práctico, cuando los intereses económicos de algunos grupos influyen en el discurso y en la postura de los ambientalistas. De allí la necesidad de mantener el tema de la ecología estrechamente ligado a la propuesta del Reino de Dios y de su justicia. El desafío de contribuir al cuidado de nuestra “casa común” ha llevado a los biblistas a ofrecer fundamentos bíblicos para la Eco-espiritualidad. El presente número de RIBLA es ya un testimonio de este esfuerzo.

 

Eco-espiritualidad es la capacidad de contemplar y asumir el dinamismo misterioso de la vida, intentando percibir la interrelación que existe entre la micro y la macro realidad.

 

Una contemplación que brota del descubrimiento de una fuerza misteriosa que recrea continuamente la naturaleza, generando nuevas energías y haciendo cambiar la conciencia planetaria. Una espiritualidad que nace de la experiencia de la presencia amorosa de Dios, irrumpiendo en todo el cosmos. Ella nos proporciona la alegría de situarnos dentro de un movimiento cósmico esencial y de percibir lo englobante de su misterio. Al mismo tiempo nos lleva a acoger su complejidad, llena de apelaciones y responsabilidades. Es una nueva comprensión del sentido de nuestra existencia dentro de la creación, como un todo, llevándonos a acoger a todo ser viviente como parte y partícipe de un mismo proceso que tiene su origen en el inmenso amor de Dios por toda su obra.

 

Hoy existen muchos ecologistas que se preocupan por el medio ambiente, sin embargo algunos tienen sus miradas y enfoques condicionados por los intereses de personas, de grupos y de empresas a las cuales están ligados. Por ejemplo, al discutir sobre la devastación de la Amazonía, poca gente recuerda que ella “es el lugar donde 1/3 de la población vive en condiciones de indigencia, sin salud básica, ni agua potable”1, con inmensas dificultades para obtener atención y cuidado de la salud o para encontrar alternativas para la educación y nuevos conocimientos en técnicas agrícolas. Surge, entonces, el desafío de ligar la ecología con la justicia del Reino, haciendo una experiencia profundamente espiritual que impulse a luchar serena y decididamente por proyectos de vida y de sustentabilidad.

 

Como sabemos, ecología viene de dos vocablos griegos: ‘eco’ = oikoõ, casa, y ‘logia’, que viene de lógoõ y significa la capacidad de racionalización individual o el principio cósmico de organización y de belleza. Esta palabra está ligada a otra, también de origen griego: economía: ‘eco’: oikoõ, casa y ‘nomia’ nómoõ, ley, norma, cuidado, manejo, administración de la casa. Entonces, la ecología es un estudio que posibilita una forma racional de Mercedes Lopes*[1]cuidar (economía) nuestra casa común que es el universo, el planeta Tierra, nuestro país y nuestra ciudad, buscando el bienestar de todas las personas.

 

1. Los desafíos piden cambios

Uno de los grandes desafíos del momento actual, para nosotros los biblistas, es ofrecer elementos que posibiliten una lectura bíblica a partir de los cambios climáticos que amenazan la vida del planeta, para que esa lectura pueda nutrir una espiritualidad comprometida con la vida del universo, especialmente con la vida de los empobrecidos. El calentamiento global y toda la cuestión del medio ambiente, los propios desastres ecológicos vividos trágicamente o divulgados en forma sensacionalista por los medios de comunicación social, están llevando a la población a percibir que es la hora del cambio. Sin embargo, una nueva postura ecológica frente a la vida amenazada aún no está muy percibida.

 

Las fuentes, riachuelos, ríos y mares siguen siendo contaminados y esterilizados por las grandes y las pequeñas industrias, por las alcantarillas y por todo tipo de suciedades producidas por el consumismo insaciable e inconsecuente.

 

De esa manera, el agua que siempre fue una de las principales fuentes de vida se transforma en causa de muerte, a través de inundaciones, contaminaciones, envenenamientos. En nuestra vida diaria, también se manifiesta una postura incongruente en el uso del agua, de la energía eléctrica, de los materiales desechables, de los agroquímicos y de todo tipo de elementos químicos que comprometen la vida humana y la naturaleza. A más de ello, la acumulación de bienes necesarios para la vida, así como de millones de hectáreas de tierras cultivables en manos de una minoría, así como una cultura consumista e individualista, están generando la más perversa desigualdad social y vuelve aún más terribles las consecuencias de los trastornos ecológicos. Inundaciones, sequías, terremotos encuentran a una densa población en lugares inhabitables, en viviendas sin ninguna seguridad, en condiciones de desamparo total por parte de las políticas públicas.

 

Poblaciones enteras están dejando regiones afectadas por los cambios climáticos, para establecerse en lugares más adecuados para su sobrevivencia. Motivos económicos y sociales también están presentes entre las causas de ese movimiento. Un conversatorio reciente en las Naciones Unidas informa que “no existe prácticamente ningún país o ciudad latinoamericana que no sea parte del proceso migratorio, sea como emisor o como receptor de migrantes. En muchos casos, ambas condiciones ocurren al mismo tempo. Los salarios y las relaciones familiares se negocian en el ámbito transnacional. En América Latina existe, a más de las fronteras de la región, otras áreas geográficas donde las condiciones económicas, políticas o sociales generan atractivos para la búsqueda de aspiraciones individuales o familiares, temporales o permanentes”.2 Pero, en este tránsito, en este movimiento migratorio, no siempre las poblaciones pobres encuentran la vida mejor que soñaban.

 

“Las comunidades más vulnerables, es decir, las mujeres, los niños y los pueblos indígenas son y serán los más afectadas. Esta afirmación, venida del campo científico, nos lleva a decir que los cambios climáticos no representan sólo una cuestión política o social, sino que es también una cuestión de justicia. Paradójicamente, las comunidades que menos contribuyen con las causas de los cambios climáticos son las que más sufren con sus efectos”.

 

2. De la contemplación crítica nacen una nueva espiritualidad y un nuevo lenguaje

Y los desafíos crecen. La búsqueda de una espiritualidad integradora de todas las dimensiones de la vida humana, en su relación con el universo, no puede dejar de ser una espiritualidad crítica con el mercado global, que hace de los cuerpos mercaderías u objetos de lucro. Esta nueva espiritualidad, que llamamos “eco-espiritualidad”, brota de la experiencia de contemplación y observación atenta y crítica de la vida diaria en la familia, en el trabajo, en la comunidad, en la sociedad. Una contemplación anclada en hechos históricos, en procesos de cambio de visiones y descubrimientos de diferentes sujetos sociales que influyen en esos cambios. La eco-espiritualidad brota también de una seria contemplación

“del universo real, un universo de estrellas, continentes, anfibios y océanos”4.

 

La visión de la Tierra y del Universo como una realidad sorprendentemente más diversificada, más amplia, compleja y bella de lo que podemos imaginar, parece pertenecer más al ámbito de la ciencia que de la religión, esto en perspectiva de la modernidad y de la posmodernidad. Sin embargo, si las religiones consiguieran percibir que los sentidos fundamentales que la sustentan están presentes en la dinámica de un universo de desarrollo, ellas encontrarían un lenguaje más actual, profundo y transformador, para comunicar las verdades y los valores que defienden. De esa nueva percepción, de una relectura de los textos sagrados, a partir de la perspectiva más amplia del universo, nace la eco-espiritualidad que brota de la experiencia, que tiene fundamentos sólidos y, al mismo tiempo, lleva a una postura dinámica, creativa y transformadora, en lugar de acomodada y alienante.

 

3. Aprender a admirar la complejidad y la belleza del universo

Más que nunca, llegamos a la conclusión de que necesitamos aprender a convivir con los más de seis billones de seres humanos que habitamos el planeta Tierra y con los otros diez billones de especies que la componen, en la búsqueda de una vida recíproca y básica que garantice la vida de todos los seres vivos, dentro de un desarrollo sustentable. Nuestros fracasos en la puesta en práctica de una nueva conciencia sobre el calentamiento global y de todas las cuestiones ecológicas residen en el hecho de que hay un total desconocimiento sobre lo que el universo significa y representa para nosotros.

 

Necesitamos aprender a admirar las más sutiles complejidades del universo, que incluye tanto los eventos de nuestro momento presente, como los grandes acontecimientos del pasado y los eventos que serán creados a partir de nuestra postura proactiva, que prevé el futuro, propone y realiza acciones en cadena para impedir los desastres ecológicos, en vez de quedarnos apenas reaccionando.

 

4. Desarrollar en nosotros la cultura del cuidado

Para que esto sea posible, es necesario que el ser humano desarrolle en sí mismo una postura de percepción y sensibilidad para que sea capaz de captar las tendencias y escuchar los gritos de la Tierra, actuando creativamente y de forma solidaria en el cuidado y defensa de la vida del planeta. Ese espacio de intervención y creación del ser humano consciente y responsable es un dato de la naturaleza. Así como ella constantemente busca rehacerse, el ser humano necesita buscar la forma de realizar una intervención justa en el [3]cuidado y atención del misterioso proceso de la vida, no de una vez por todas, sino continuamente, atenta a lo que está ocurriendo en la naturaleza y dentro de sí mismo5.Según Boff, “la actitud de sentir cuidado debe transformarse en cultura y demanda.

 

Un proceso pedagógico que se suscita más allá de la escuela formal, que supera a las instituciones y hace surgir un nuevo estado de consciencia y de conexión con la Tierra y con todo lo que en ella existe y vive”6. Este nuevo estado de consciencia genera en nosotros un ritmo de vida semejante al propio ritmo del universo: el ritmo de la entrega y la donación gratuita, continuada, armoniosa. Un dinamismo de vida que podemos contemplar, por ejemplo, en el sol.

 

5. Carecemos de mitos y de poesía para comunicar la nueva experiencia

Brian Swimme nos informa que “cada segundo el sol transforma cuatro millones de toneladas de sí mismo en luz. Cada segundo, una enorme parcela del sol desaparece, transformada en energía radiante que se lanza en todas direcciones. En nuestra propia experiencia, tal vez hayamos visto velas quemándose o maderas siendo consumidas por las llamas hasta sólo quedar en cenizas. Sin embargo, nada en nuestra experiencia humana se compara a esta hoguera casi sobrenatural que devora océanos enteros de materia diariamente”7.

 

Cuando conocemos el hecho de la trasformación masiva del sol en energía, quedamos paralizados. Carecemos de mitos y de poesía que nos permitan asumir estas nuevas realidades. Todo se reduce a tan solamente un nuevo dato de las ciencias que se pone allí y que nos observa. Y nos parece tan lejana, tan extraña esta prodigiosa y monstruosa descarga de energía. Tal vez tomemos distancia de esto. Es otra verdad asombrosa sobre el universo e, inconscientemente, nos aislamos de ella.

 

Este es otro pasaje a través del cual la imaginación cosmológica se encamina a una  nueva síntesis de la ciencia y de la religión. En el caso del sol, tenemos una nueva comprensión del significado cosmológico del sacrificio. El sol, a cada segundo, da parte de sí mismo para convertirse en energía que nos comparte en cada rayo. Difícilmente reflexionamos sobre este hecho básico de la biología y, por lo tanto, su significado espiritual es inconmensurable. El sol se transforma en un flujo de energía que la fotosíntesis descarga en las plantas que son consumidas por los animales. De manera que, a cuatro billones de años, los seres humanos desfrutamos de la energía del sol, acumulada en forma de trigo, arroz o ganado, en la medida que el sol cada día muere como sol y renace como vitalidad terrestre. Y esas llamas solares dan fuerza para el emprendimiento humano. Ellas son fuente de fuerza humana.

 

Todo niño necesita aprender esta simple verdad: somos energía del sol. Y, como adultos, deberíamos organizar las cosas para que nuestro rostro brille con el mismo gozo radiante...En la cosmología del nuevo milenio, el inmenso residuo de energía del sol puede ser considerado una manifestación espectacular de un impulso subyacente a todo el universo. En la estrella, este impulso se revela como una enorme y permanente disipación de energía. En el corazón humano, él es sentido como un impulso permanente para dedicar la propia vida al bienestar de la comunidad… Para experimentar ese impulso, levante un poco más la vista y observe el nacimiento del sol cada día. Frente a las innumerables toneladas de luz provenientes del sol, escuche el relato del don solar. ¿Cómo, hace cinco billones de años, los átomos de hidrógeno, creados cuando nació el universo, se reunieron para formar nuestro gran sol, ese que ahora derrama su propia energía primordial, como siempre lo ha hecho desde el principio del tiempo? ¿Cómo algo de esa luz solar es interceptada por la Tierra para nadar en los océanos y cantar en los bosques? ¿Y cómo algo de eso fue derramado en la aventura humana, para que los seres humanos puedan estar aquí y pensar por qué en su sangre circulan moléculas energizadas por el sol?8.

 

6. Vivir en permanente búsqueda

La espiritualidad es, antes todo, una dimensión del ser humano. “Toda persona humana es un ser fundamentalmente espiritual”9, cuya profundidad se va construyendo a partir de sus búsquedas, indagaciones, experiencias y relaciones. Pero, la profundidad espiritual no ocurre simplemente por el hecho de que la persona exista. Ella crece a partir de la permanente búsqueda de sentido para su vida; del asumir continua y pacientemente las dificultades en las relaciones interpersonales; de la opción por una postura tierna y acogedora de todas las criaturas; de la visión comprometida y crítica de la historia y de una seria y permanente auto-crítica que genera el proceso personal de conversión. La profundidad espiritual nace y crece, sobre todo, a través de la entrega libre e incondicional, para que todas las personas tengan derecho a una vida digna y feliz, en un universo en continua, acelerada y armoniosa evolución.

 

 

Referencias bibliográficas:

BoFF, Leonardo. Saber Cuidar. Ética do humano – compaixão pela terra, Petrópolis: Vozes,

2001, 199p.

CASALDÁLIGA, Pedro y VIGIL, José María. Espiritualidade da libertação – A libertação na

história, Petrópolis: Vozes, 3ª edición, 1994. 247p. (Colección Teología y Liberación).

GRECHI, D. Moacyr y PoSSAMAI, Don Antonio. “A Amazônia, as CEBs e a V Conferência

de Aparecida”, Ponencia en el Seminario Nacional de las CEBs, ecología y misión,

en http://www.cebs12.org.br/Palestras.html, día 10/10/2008, a las 16h15.

KERBER, Guillermo. “Mudanças climáticas desafiam a teologia”, en Fórum Mundial de

Teología y Liberación, Belén, 27/01/2009.

RETIS, Jéssica. “América Latina Contemporánea”, en http://www.educoea.org/portal/

pt/tema/tinteres/temaint52.aspx?culture=pt&navid=71, día 9-10-2010, a las 11h10.

SWIMME, Brian. El corazón secreto del Cosmos. Buenos Aires: San Pablo, 1997, 128p.

SWIMME, Brian. O coração oculto do Cosmos. A humanidade e a nova história, São Paulo: Cultrix,

1996, 130p.

 

 

 

Mercedes Lopes

Capitão Teles, 439

Mesquita – RJ Brasil

CEP. 26551-190

lopesmercedes@hotmail.com




* Mercedes Lopes mjc, es brasileña, asesora del CEBI y de la CRB, diplomada en espiritualidad por la PUComillas, de Madrid,
maestra y doctora en Ciencias de la Religión, en el área de Literatura y Religión en el Mundo Bíblico, UMESP.
1 D. Moacyr Grechi y Don Antonio Possamai, “A Amazônia, as CEBs e a V Conferência de Aparecida”, Ponencia en el Seminario
Nacional de las CEBs, ecología y misión, en http://www.cebs12.org.br/Palestras.html, día 10/10/2008, a las 16h15.
10 MERCEDES LoPES, Lo que entendemos por “eco-espiritualidad”
2 Jéssica Retis, Doctora en América Latina Contemporánea,
http://www.educoea.org/portal/pt/tema/tinteres/temaint52.aspx?culture=pt&navid=71, día 09-10-2010, a las 11h10.
3 Guillermo Kerber, “Mudanças climáticas desafiam a teologia”, Fórum Mundial de Teología y Liberación, Belén, 27/01/2009.[1]
 
3
REVISTA DE INTERPRETACIÓN BÍBLICA LATINoAMERICANA, No. 65 11
 
4 Brian Swimme, O coração oculto do Cosmos. A humanidade e a nova história, São Paulo: Cultrix, 1996, p. 23.
12 MERCEDES LoPES, Lo que entendemos por “eco-espiritualidad”
 

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