AUTORA MERCEDES LOPES
Lo que entendemos por “eco-espiritualidad”
Resumen
Este primer artículo presenta una
descripción y definición sobre la “eco-espiritualidad” y sus consecuencias en
la vida de quien la cultiva. Muestra la distorsión que existe tanto a nivel
conceptual como práctico, cuando los intereses económicos de algunos grupos
influyen en el discurso y en la postura de los ambientalistas. De allí la
necesidad de mantener el tema de la ecología estrechamente ligado a la
propuesta del Reino de Dios y de su justicia. El desafío de contribuir al
cuidado de nuestra “casa común” ha llevado a los biblistas a ofrecer
fundamentos bíblicos para la Eco-espiritualidad. El presente número de RIBLA es
ya un testimonio de este esfuerzo.
Eco-espiritualidad es la capacidad de
contemplar y asumir el dinamismo misterioso de la vida, intentando percibir la
interrelación que existe entre la micro y la macro realidad.
Una contemplación que brota del
descubrimiento de una fuerza misteriosa que recrea continuamente la naturaleza,
generando nuevas energías y haciendo cambiar la conciencia planetaria. Una
espiritualidad que nace de la experiencia de la presencia amorosa de Dios,
irrumpiendo en todo el cosmos. Ella nos proporciona la alegría de situarnos
dentro de un movimiento cósmico esencial y de percibir lo englobante de su
misterio. Al mismo tiempo nos lleva a acoger su complejidad, llena de apelaciones
y responsabilidades. Es una nueva comprensión del sentido de nuestra existencia
dentro de la creación, como un todo, llevándonos a acoger a todo ser viviente
como parte y partícipe de un mismo proceso que tiene su origen en el inmenso
amor de Dios por toda su obra.
Hoy existen muchos ecologistas que se
preocupan por el medio ambiente, sin embargo algunos tienen sus miradas y
enfoques condicionados por los intereses de personas, de grupos y de empresas a
las cuales están ligados. Por ejemplo, al discutir sobre la devastación de la
Amazonía, poca gente recuerda que ella “es el lugar donde 1/3 de la población vive
en condiciones de indigencia, sin salud básica, ni agua potable”1, con inmensas dificultades para obtener atención y
cuidado de la salud o para encontrar alternativas para la educación y nuevos
conocimientos en técnicas agrícolas. Surge, entonces, el desafío de ligar la
ecología con la justicia del Reino, haciendo una experiencia profundamente
espiritual que impulse a luchar serena y decididamente por proyectos de vida y
de sustentabilidad.
Como sabemos, ecología viene de dos
vocablos griegos: ‘eco’ = oikoõ, casa, y ‘logia’, que
viene de lógoõ y significa la capacidad de
racionalización individual o el principio cósmico de organización y de belleza.
Esta palabra está ligada a otra, también de origen griego: economía: ‘eco’: oikoõ, casa y ‘nomia’ nómoõ, ley, norma, cuidado, manejo, administración
de la casa. Entonces, la ecología es un estudio que posibilita una forma
racional de Mercedes Lopes*[1]cuidar (economía) nuestra casa común que
es el universo, el planeta Tierra, nuestro país y nuestra ciudad, buscando el bienestar de todas las personas.
1. Los desafíos piden cambios
Uno de los grandes desafíos del momento
actual, para nosotros los biblistas, es ofrecer elementos que posibiliten una
lectura bíblica a partir de los cambios climáticos que amenazan la vida del
planeta, para que esa lectura pueda nutrir una espiritualidad comprometida con
la vida del universo, especialmente con la vida de los empobrecidos. El calentamiento
global y toda la cuestión del medio ambiente, los propios desastres ecológicos vividos
trágicamente o divulgados en forma sensacionalista por los medios de
comunicación social, están llevando a la población a percibir que es la hora
del cambio. Sin embargo, una nueva postura ecológica frente a la vida amenazada
aún no está muy percibida.
Las fuentes, riachuelos, ríos y mares
siguen siendo contaminados y esterilizados por las grandes y las pequeñas
industrias, por las alcantarillas y por todo tipo de suciedades producidas por
el consumismo insaciable e inconsecuente.
De esa manera, el agua que siempre fue una
de las principales fuentes de vida se transforma en causa de muerte, a través
de inundaciones, contaminaciones, envenenamientos. En nuestra vida diaria,
también se manifiesta una postura incongruente en el uso del agua, de la
energía eléctrica, de los materiales desechables, de los agroquímicos y de todo
tipo de elementos químicos que comprometen la vida humana y la naturaleza. A
más de ello, la acumulación de bienes necesarios para la vida, así como de
millones de hectáreas de tierras cultivables en manos de una minoría, así como
una cultura consumista e individualista, están generando la más perversa
desigualdad social y vuelve aún más terribles las consecuencias de los
trastornos ecológicos. Inundaciones, sequías, terremotos encuentran a una densa
población en lugares inhabitables, en viviendas sin ninguna seguridad, en
condiciones de desamparo total por parte de las políticas públicas.
Poblaciones enteras están dejando regiones
afectadas por los cambios climáticos, para establecerse en lugares más
adecuados para su sobrevivencia. Motivos económicos y sociales también están
presentes entre las causas de ese movimiento. Un conversatorio reciente en las
Naciones Unidas informa que “no existe prácticamente ningún país o ciudad latinoamericana
que no sea parte del proceso migratorio, sea como emisor o como receptor de
migrantes. En muchos casos, ambas condiciones ocurren al mismo tempo. Los salarios
y las relaciones familiares se negocian en el ámbito transnacional. En América
Latina existe, a más de las fronteras de la región, otras áreas geográficas
donde las condiciones económicas, políticas o sociales generan atractivos para
la búsqueda de aspiraciones individuales o familiares, temporales o permanentes”.2 Pero, en este tránsito, en este movimiento migratorio, no
siempre las poblaciones pobres encuentran la vida mejor que soñaban.
“Las comunidades más vulnerables, es
decir, las mujeres, los niños y los pueblos indígenas son y serán los más
afectadas. Esta afirmación, venida del campo científico, nos lleva a decir que
los cambios climáticos no representan sólo una cuestión política o social, sino
que es también una cuestión de justicia. Paradójicamente, las comunidades que
menos contribuyen con las causas de los cambios climáticos son las que más
sufren con sus efectos”.
2. De la contemplación crítica nacen una nueva
espiritualidad y un nuevo lenguaje
Y los desafíos crecen. La búsqueda de una
espiritualidad integradora de todas las dimensiones de la vida humana, en su
relación con el universo, no puede dejar de ser una espiritualidad crítica con
el mercado global, que hace de los cuerpos mercaderías u objetos de lucro. Esta
nueva espiritualidad, que llamamos “eco-espiritualidad”, brota de la experiencia
de contemplación y observación atenta y crítica de la vida diaria en la
familia, en el trabajo, en la comunidad, en la sociedad. Una contemplación
anclada en hechos históricos, en procesos de cambio de visiones y
descubrimientos de diferentes sujetos sociales que influyen en esos cambios. La
eco-espiritualidad brota también de una seria contemplación
“del universo real, un universo de
estrellas, continentes, anfibios y océanos”4.
La visión de la Tierra y del Universo como
una realidad sorprendentemente más diversificada, más amplia, compleja y bella
de lo que podemos imaginar, parece pertenecer más al ámbito de la ciencia que
de la religión, esto en perspectiva de la modernidad y de la posmodernidad. Sin
embargo, si las religiones consiguieran percibir que los sentidos fundamentales
que la sustentan están presentes en la dinámica de un universo de desarrollo, ellas
encontrarían un lenguaje más actual, profundo y transformador, para comunicar las
verdades y los valores que defienden. De esa nueva percepción, de una relectura
de los textos sagrados, a partir de la perspectiva más amplia del universo,
nace la eco-espiritualidad que brota de la experiencia, que tiene fundamentos
sólidos y, al mismo tiempo, lleva a una postura dinámica, creativa y
transformadora, en lugar de acomodada y alienante.
3. Aprender a admirar la complejidad y la belleza del
universo
Más que nunca, llegamos a la conclusión de
que necesitamos aprender a convivir con los más de seis billones de seres
humanos que habitamos el planeta Tierra y con los otros diez billones de
especies que la componen, en la búsqueda de una vida recíproca y básica que
garantice la vida de todos los seres vivos, dentro de un desarrollo
sustentable. Nuestros fracasos en la puesta en práctica de una nueva conciencia
sobre el calentamiento global y de todas las cuestiones ecológicas residen en
el hecho de que hay un total desconocimiento sobre lo que el universo significa
y representa para nosotros.
Necesitamos aprender a admirar las más
sutiles complejidades del universo, que incluye tanto los eventos de nuestro
momento presente, como los grandes acontecimientos del pasado y los eventos que
serán creados a partir de nuestra postura proactiva, que prevé el futuro,
propone y realiza acciones en cadena para impedir los desastres ecológicos, en
vez de quedarnos apenas reaccionando.
4. Desarrollar en nosotros la cultura del cuidado
Para que esto sea posible, es necesario
que el ser humano desarrolle en sí mismo una postura de percepción y
sensibilidad para que sea capaz de captar las tendencias y escuchar los gritos
de la Tierra, actuando creativamente y de forma solidaria en el cuidado y defensa
de la vida del planeta. Ese espacio de intervención y creación del ser humano consciente
y responsable es un dato de la naturaleza. Así como ella constantemente busca rehacerse,
el ser humano necesita buscar la forma de realizar una intervención justa en el
[3]cuidado
y atención del misterioso proceso de la vida, no de una vez por todas, sino
continuamente, atenta a lo que está ocurriendo en la naturaleza y dentro de sí
mismo5.Según Boff, “la actitud de sentir cuidado
debe transformarse en cultura y demanda.
Un proceso pedagógico que se suscita más
allá de la escuela formal, que supera a las instituciones y hace surgir un
nuevo estado de consciencia y de conexión con la Tierra y con todo lo que en
ella existe y vive”6. Este nuevo estado de consciencia genera
en nosotros un ritmo de vida semejante al propio ritmo del universo: el ritmo
de la entrega y la donación gratuita, continuada, armoniosa. Un dinamismo de vida
que podemos contemplar, por ejemplo, en el sol.
5. Carecemos de mitos y de poesía para comunicar la nueva
experiencia
Brian Swimme nos informa que “cada segundo
el sol transforma cuatro millones de toneladas de sí mismo en luz. Cada
segundo, una enorme parcela del sol desaparece, transformada en energía
radiante que se lanza en todas direcciones. En nuestra propia experiencia, tal
vez hayamos visto velas quemándose o maderas siendo consumidas por las llamas
hasta sólo quedar en cenizas. Sin embargo, nada en nuestra experiencia humana se
compara a esta hoguera casi sobrenatural que devora océanos enteros de materia
diariamente”7.
Cuando conocemos el hecho de la
trasformación masiva del sol en energía, quedamos paralizados. Carecemos de
mitos y de poesía que nos permitan asumir estas nuevas realidades. Todo se
reduce a tan solamente un nuevo dato de las ciencias que se pone allí y que nos
observa. Y nos parece tan lejana, tan extraña esta prodigiosa y monstruosa
descarga de energía. Tal vez tomemos distancia de esto. Es otra verdad
asombrosa sobre el universo e, inconscientemente, nos aislamos de ella.
Este es otro pasaje a través del cual la
imaginación cosmológica se encamina a una
nueva síntesis de la ciencia y de la religión. En el caso del sol,
tenemos una nueva comprensión del significado cosmológico del sacrificio. El
sol, a cada segundo, da parte de sí mismo para convertirse en energía que nos
comparte en cada rayo. Difícilmente reflexionamos sobre este hecho básico de la
biología y, por lo tanto, su significado espiritual es inconmensurable. El sol
se transforma en un flujo de energía que la fotosíntesis descarga en las
plantas que son consumidas por los animales. De manera que, a cuatro billones
de años, los seres humanos desfrutamos de la energía del sol, acumulada en
forma de trigo, arroz o ganado, en la medida que el sol cada día muere como sol
y renace como vitalidad terrestre. Y esas llamas solares dan fuerza para el
emprendimiento humano. Ellas son fuente de fuerza humana.
Todo niño necesita aprender esta simple
verdad: somos energía del sol. Y, como adultos, deberíamos organizar las cosas
para que nuestro rostro brille con el mismo gozo radiante...En la cosmología
del nuevo milenio, el inmenso residuo de energía del sol puede ser considerado
una manifestación espectacular de un impulso subyacente a todo el universo. En
la estrella, este impulso se revela como una enorme y permanente disipación de energía.
En el corazón humano, él es sentido como un impulso permanente para dedicar la
propia vida al bienestar de la comunidad… Para experimentar ese impulso,
levante un poco más la vista y observe el nacimiento del sol cada día. Frente a
las innumerables toneladas de luz provenientes del sol, escuche el relato del
don solar. ¿Cómo, hace cinco billones de años, los átomos de hidrógeno, creados
cuando nació el universo, se reunieron para formar nuestro gran sol, ese que
ahora derrama su propia energía primordial, como siempre lo ha hecho desde el
principio del tiempo? ¿Cómo algo de esa luz solar es interceptada por la Tierra
para nadar en los océanos y cantar en los bosques? ¿Y cómo algo de eso fue
derramado en la aventura humana, para que los seres humanos puedan estar aquí y
pensar por qué en su sangre circulan moléculas energizadas por el sol?8.
6. Vivir en permanente búsqueda
La espiritualidad es, antes todo, una
dimensión del ser humano. “Toda persona humana es un ser fundamentalmente
espiritual”9, cuya profundidad se va construyendo a partir
de sus búsquedas, indagaciones, experiencias y relaciones. Pero, la profundidad
espiritual no ocurre simplemente por el hecho de que la persona exista. Ella
crece a partir de la permanente búsqueda de sentido para su vida; del asumir
continua y pacientemente las dificultades en las relaciones interpersonales; de
la opción por una postura tierna y acogedora de todas las criaturas; de la
visión comprometida y crítica de la historia y de una seria y permanente
auto-crítica que genera el proceso personal de conversión. La profundidad espiritual
nace y crece, sobre todo, a través de la entrega libre e incondicional, para que
todas las personas tengan derecho a una vida digna y feliz, en un universo en
continua, acelerada y armoniosa evolución.
Referencias bibliográficas:
BoFF, Leonardo. Saber Cuidar. Ética do humano – compaixão pela terra, Petrópolis: Vozes,
2001, 199p.
CASALDÁLIGA, Pedro y VIGIL, José María. Espiritualidade da libertação – A
libertação na
história, Petrópolis: Vozes, 3ª edición, 1994. 247p. (Colección
Teología y Liberación).
GRECHI, D. Moacyr y PoSSAMAI, Don Antonio.
“A Amazônia, as CEBs e a V Conferência
de Aparecida”, Ponencia en el Seminario
Nacional de las CEBs, ecología y misión,
en
http://www.cebs12.org.br/Palestras.html, día 10/10/2008, a las 16h15.
KERBER, Guillermo. “Mudanças climáticas
desafiam a teologia”, en Fórum Mundial de
Teología y Liberación, Belén, 27/01/2009.
RETIS, Jéssica. “América Latina
Contemporánea”, en http://www.educoea.org/portal/
pt/tema/tinteres/temaint52.aspx?culture=pt&navid=71,
día 9-10-2010, a las 11h10.
SWIMME, Brian. El corazón secreto del Cosmos. Buenos Aires: San Pablo, 1997, 128p.
SWIMME, Brian. O coração oculto do Cosmos. A humanidade e a nova
história, São Paulo: Cultrix,
1996, 130p.
Mercedes Lopes
Capitão Teles, 439
Mesquita – RJ Brasil
CEP. 26551-190
lopesmercedes@hotmail.com
* Mercedes Lopes mjc, es brasileña, asesora del CEBI y de
la CRB, diplomada en espiritualidad por la PUComillas, de Madrid,
maestra y doctora en Ciencias de la Religión, en el área
de Literatura y Religión en el Mundo Bíblico, UMESP.
1 D. Moacyr Grechi y Don Antonio Possamai, “A Amazônia,
as CEBs e a V Conferência de Aparecida”, Ponencia en el Seminario
Nacional de las CEBs, ecología y misión, en http://www.cebs12.org.br/Palestras.html,
día 10/10/2008, a las 16h15.
10 MERCEDES LoPES, Lo que entendemos por “eco-espiritualidad”
2 Jéssica Retis, Doctora en América Latina Contemporánea,
http://www.educoea.org/portal/pt/tema/tinteres/temaint52.aspx?culture=pt&navid=71,
día 09-10-2010, a las 11h10.
3 Guillermo Kerber, “Mudanças climáticas desafiam a
teologia”, Fórum Mundial de Teología y Liberación, Belén, 27/01/2009.[1]
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